22.4.07

Limites

"Nasrudín fue a una casa de baños turcos. Como estaba pobremente vestido los dependientes le brindaron escasa atención, dándole desdeñosamente sólo un trocito de jabón y una toalla vieja.
Al salir, el Mulá les entregó como propina una valiosa moneda de oro a cada uno. Ni siquiera se había quejado de la atención, de modo que los empleados quedaron perplejos. ¿Podría ser , -se preguntaban-, que de haberlo tratado mejor les hubiera dejado una propina aun mayor?
A la semana siguiente volvió el Mulá. Esta vez, por supuesto, fue atendido como un rey. Después de que lo hubieron masajeado, perfumado y tratado con la mayor deferencia, antes de abandonar la casa de baños el Mulá le entregó a cada servidor la más ínfima moneda de cobre.
´Esto -les dijo- es por la vez pasada. Las monedas de oro fueron por lo de hoy.´ Y se alejó muy dignamente... "